Bueno, al lío; vi en diferentes blogs y muros del face cómo hacían anchoas saladas, me picó la curiosidad, que de eso sigo teniendo mucha, fui a comprar boquerones y sal gorda y me puse a la labor.
Limpié los boquerones de cabeza y tripas, y ya, bien limpitos y secos,
los acomodé en una fiambrera de cristal, alternando capas de sal gorda y capas de boquerones, bien prensaditos, no hice muchos, medio kilo... era para probar.
Una vez finalizado el proceso,
le puse una etiqueta el tupper, con la fecha de envasado y la fecha prevista de acabado, tres meses, y lo guardé en una zona no útil de la nevera, para olvidarlo hasta la fecha indicada.
Y llegó el momento mágico de ver que había pasado:
Tengo que decir que esperé un mes más, la cosa tiene truco, es que vi que los que lo habían hecho antes que yo, tuvieron que esperar un poco más de tiempo a que se acabara bien la salazón.
Y una vez bien limpias de sal, las puse a macerar en un buen aceite que me habían traído de La Rioja...
Al principio pensé que el aceite, al tener mucho sabor, había enmascarado un poco el sabor de las anchoas, pero las dejé macerar un tiempo más y al final quedaron estupendas.
Aquí mi potecito con anchoas caseras:
Aquí unos amigos... bueno después de tanto tiempo, no sé si están aquí los amigos... pero si es así, os deseo un maravilloso año 2019, con mucha salud que es lo más importante, y muchas cosas buenas...